Terminamos un año extraordinario, con una macro en punto álgido, con la mayoria de activos cerrando curso con rendimientos acumulados más que aceptables y sin apenas volatilidad. Parece difícilmente repetible.
Nos aproximamos a un nuevo escenario de cambio en la política monetaria de los bancos centrales que podría dar lugar a una subida de la rentabilidad de los bonos, con el consiguiente impacto en el precio.
El consenso espera un crecimiento global robusto, una inflación modesta y unos tipos oficiales bajos para 2018. El riesgo principal de este entorno macro de cuento de hadas, en nuestra opinión, es un aumento de la inflación que obligaría a los mercados a descontar un ritmo más rápido en la normalización de las políticas monetarias.
Las materias primas han tenido un retorno cercano al +4% en 2017 después de un fortísimo 2016. Pero mientras que los metales industriales subían un +24%, las materias primas agrícolas han vuelto a cerrar el año con caídas del -11%.
2017 fue un año positivo para Latinoamérica. En la mayoría de países se evidenció una tendencia a la recuperación económica y a la desinflación. En 2018 se espera que la actividad continúe mejorando en casi todas las economías. Sin embargo, las incertidumbres políticas generarán turbulencias.