
El nuevo entorno sugiere a corto plazo que podemos ver aumentar las tires de los bonos, que es el principal riesgo para provocar la corrección de los mercados de renta fija. Afortunadamente podemos encontrar nichos de productos que mitigan ese riesgo.
El año 2017 se inicia con una recuperación de la inflación y el crecimiento y donde la diversificación, el timing, el bond picking y las coberturas serán las variables principales a considerar. La atención de los inversores se centra en
1) Cambio en el “Policy Mix”: menos política monetaria vs más política fiscal expansiva.
Los bancos centrales han rescatado a los mercados financieros en los últimos tiempos pero están llegando a los límites de ser efectivos. El BCE ha ampliado el QE hasta diciembre de 2017 flexibilizando los criterios de elegibilidad de bonos pero reduciendo el volumen de compras. En todo caso si pensamos en el final del QE, del que seguro se debatirá en la segunda parte del año, hasta ahora lo está gestionando de forma acomodaticia. Y la Reserva Federal en el mes de diciembre de 2016 ha aumentado su tipo de referencia y ha anunciado hasta tres nuevas subidas el año que viene, en todo caso de forma gradual como vemos. El consenso en tipos sería que en Europa la subida continúa limitada por la acción del BCE y que en EEUU será muy dependiente del éxito de implementación de las políticas fiscales expansivas impulsadas por Trump.
A corto plazo se prevé que suba la tir de los bonos con repuntes de volatilidad aunque todavía deberemos tener más visibilidad para afirmar que iniciamos un proceso de normalización de tipos.
Las alternativas que tenemos para mitigar el riesgo de subida de tipos serían los bonos flotantes, que actualizan los cupones y por tanto se adaptan a los tipos de mercado, invirtiendo en renta fija privada con diferenciales de crédito interesantes que puedan compensar el efecto negativo de las subidas de tipos y utilizando una mayor gestión activa de los productos que nos ofrecen coberturas.
2) “Reflation”
De los temores de deflación pasamos a una moderada normalización de la inflación, con un primer trimestre con una elevada expectativa de incremento, sobre todo por el efecto base del precio del petróleo. Mayor atractivo de los bonos indexados a la inflación (TIPS EEUU y los que presentan un menor breakeven los observamos en Europa y Japón).
3) Divergencia monetaria
Nos ofrecerá oportunidades, ya que habrá impacto sobre el nivel y la forma de las curvas de rentabilidad, los tipos de cambio, volatilidad general del mercado, etc. Se espera que aumente el diferencial de tipos entre EEUU y la zona euro, y que haya una mayor pendiente (steepening) de la curvas. En este escenario los bonos referenciados a tipos largos (p. e. bonos Constant Maturity Swap) resultan eficientes.
En Europa los últimos indicadores de actividad como los PMIs en los países “core” o la recuperación del mercado laboral en los periféricos apuntan a una cierta aceleración. EEUU se beneficia de la anticipación de políticas fiscales expansivas que hay que ver el efecto real que tendrán. De momento el gran beneficiado es el dólar, que se aprecia por estas expectativas, junto con la previsión de más alzas de tipos el año que viene por parte de la FED.
Por sectores, el financiero se ve favorecido por mejoras regulatorias (anuncio de revisión de la ley Dodd Frank en EEUU o mejoras en Europa, separando el pilar 2 en requisito y previsión y dando prioridad al pago de los cupones sobre el de dividendos) y por la positivización de las curvas, ya que hay una elevada correlación entre un aumento de los tipos a largo plazo y el comportamiento del sector bancario.
En mercados emergentes, la subida de tipos en EEUU y la apreciación del dólar hacen a la región más vulnerable. No obstante, de manera selectiva podemos encontrar oportunidades en aquellos países que tienen margen para bajar los tipos, como Rusia o Brasil.
Como ven, en el mundo de la renta fija existen instrumentos, sin olvidar el cash, que deberemos ir adaptando en función de cambios en el entorno y repuntes de volatilidad.