3 de Febrero 2023
Pivotando entre inflación y crecimiento

Finaliza el peor año para los bonos desde la década de 1990 por la rapidez de los bancos centrales en subir los tipos de interés para luchar contra una inflación exacerbada por la guerra en Ucrania.

Para los activos de renta fija, ahora se presenta un panorama más optimista, ya que la relación entre rentabilidad y riesgo de los bonos se sitúa en niveles más atractivos.

Los bancos centrales despertaron del letargo al que nos tenían acostumbrados con su política de tipos de interés cero o negativos para luchar contra su principal enemigo: la inflación. Y lo hicieron de forma global y coordinada, y con una rapidez nunca vista.

Durante el año 2022, la Reserva Federal ha subido un 4,25 % su tipo de referencia, hasta llegar al 4,5 %. Por su parte, el BCE pasó del 0 % al 2,5 % al finalizar el mes de diciembre. Incluso el Banco de Japón se ha decidido a modificar su nivel en su estrategia para controlar la curva que mantenía desde 2016. En este caso, optando por doblar el cap objetivo para su bono del gobierno con vencimiento de 10 años de (más o menos) el 0,25% al 0,5%.

Parece que la inflación está remitiendo y los bancos centrales se acercan cada vez más a sus tipos terminales

Se espera que en 2023 sigan subiendo los tipos al menos en las próximas reuniones de febrero y marzo entre un 0,25 % y un 0,5 %, en función de los datos económicos que vayamos conociendo.

Una prueba evidente de los efectos de las medidas que están tomando los banqueros centrales para combatir la inflación en todo el mundo es que los bonos con rendimiento negativo están a punto de desaparecer.

El volumen global de esos bonos se sitúa ahora en 250.000 millones de USD, frente a los18,4 billones de USD de hace solo dos años.

La subida de los tipos de interés también ha provocado incidentes notables durante 2022, como la compra de Gilts por parte del Banco de Inglaterra para frenar el pánico financiero en los fondos de pensiones con prestación definida del Reino Unido, o el aumento del precio de las hipotecas, que ha afectado al precio de las viviendas especialmente en el norte de Europa, Canadá o Australia.

Otros ejemplos los encontramos en la implosión de las criptomonedas o en las salidas forzosas de las SPAC en EE. UU.

El año 2023, después del ajuste de las rentabilidades y los spreads, nos permite una mejor situación de partida para los activos de renta fija: la TIR de los bonos alcanza niveles no vistos en una década y ya supera a la rentabilidad por dividendo de la renta variable; la inflación parece estar remitiendo, y los bancos centrales están más cerca de sus tipos terminales.

Hasta se ha acuñado un nuevo término: TARA” (siglas de «There Are Reasonable Alternatives», o «Existen alternativas razonables», en inglés), como argumento para poder considerar ahora a los activos de renta fija en las nuevas inversiones que se planeen realizar.

El objetivo de los bancos centrales ha sido afectar a la demanda para reducir los precios, incluso provocando una recesión económica, con el fin de doblegar a la inflación

El mejor momento de entrada para obtener una rentabilidad «todo incluido» (all-in yield) en la zona de máximos lo veremos probablemente durante el primer trimestre, con la congestión por el mercado primario con numerosos emisores adelantando sus programas de nuevas emisiones por ejemplo, Alemania, que anunció un volumen de emisión récord en 2023 para ayudar a financiar el paquete de ayudas al aumento de los precios de la energía y constatemos que la eurozona entra en recesión, tal y como se había pronosticado.

Sobre este punto, el vicepresidente del BCE Luis de Guindos confirmó en una reciente entrevista que la eurozona entraría en recesión, aunque subrayó que, en su opinión, dicha recesión será breve y poco profunda.

Los inversores han ido pivotando entre la inflación y el crecimiento. Cuando la Reserva Federal comenzó a reconocer que la inflación no era transitoria e inició la subida de los tipos de interés, el precio de los bonos se vio afectado de forma negativa.

El objetivo de los bancos centrales ha sido afectar a la demanda para reducir los precios, incluso provocando una recesión económica, con el fin de doblegar a la inflación.

El diferencial 10-2 años de las curvas de tipos tanto en EE.UU. como en la eurozona están invertidas, lo que tradicionalmente ha avanzado una recesión económica.

En el momento en que la atención se fije en el crecimiento y no en la inflación, la renta fija tendrá un buen comportamiento.

Veremos más entradas de flujos impulsadas por su factor diversificador y llegará el momento en que los bancos centrales empezarán a descontar bajadas de tipos con el fin de ayudar a impulsar de nuevo el crecimiento. En este escenario, la renta fija debería comportarse mejor que otros activos.

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Josep Maria Pon, CIIA
Director de Renta Fija y AMM de Crèdit Andorrà Asset Management

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