
Por primera vez en una década, la curva de costes de los proyectos de producción de petróleo ha subido. El fuerte incremento del número de pozos de petróleo shale que vimos en el pasado con los niveles actuales del precio del crudo se frenará en el futuro (76 dólares/barril de Brent mientras escribimos estas líneas). Mayores costes, menor rentabilidad y menos ansia por incrementar la oferta.
Además, la vida estimada de los grandes proyectos de producción cayó por debajo de los 40 años. El progreso tecnológico hace que los recursos se agoten cada vez más rápido y que tengan una vida media menor. A medida que el shale aumenta su volumen resulta más difícil que pueda seguir creciendo. De hecho, se estima que a partir del 2020 se desacelere, incluso asumiendo un incremento de la actividad mundial.
En 2020 será necesario que la OPEP incremente su oferta. De ello se habló en su reunión del mes de junio que fue la más importante de los dos últimos años. El precio del petróleo reaccionó previamente con caídas al interpretarse que se estaba ante un punto de inflexión y que la oferta se incrementaría tras los recortes de los últimos años.
Sin embargo, el mercado de crudo corre el riesgo de verse infra abastecido si siguen los continuos descensos de Venezuela y se une potencialmente Irán. En parte, esto es lo que ha empujado el precio de los 45 a los 80 dólares en un solo año. Aunque la OPEP decida incrementar la producción, será necesario que la aumente aún más y que realice inversiones para poder abastecer de petróleo al mundo en el próximo lustro.
La OPEP vuelve a escena, en este caso necesariamente. Así han cambiado las tornas: ahora la oferta escasea y el precio debería seguir presionando al alza.