12 de Julio 2019
LatAm, retos estructurales

Las economías latinoamericanas muestran un significativo rezago en términos de crecimiento con respecto al resto de los mercados emergentes. La estabilidad política y la voluntad de los gobiernos serán fundamentales para implementar necesarias reformas de calado estructural.

El Fondo Monetario Internacional revisó en abril las expectativas de crecimiento de Latinoamérica para 2019, al 1,4%, desde el 2% previo, situación que se ha convertido en costumbre durante los últimos años.

Desde el año 2000, la región ha avanzado alrededor del 2,7% anual, situándose por encima de la media de crecimiento de los países desarrollados (1,9%) pero considerablemente por debajo del resto de las economías emergentes (5,7%). Más allá de estas cifras, es conveniente analizar qué factores han contribuido en mayor medida al crecimiento, si los mismos son sostenibles a largo plazo, y la capacidad de adaptación a la cambiante realidad global.

La región ha avanzado desde el año 2000 un 2,7% anual, por encima de los países desarrollados (1,9%) pero considerablemente por debajo del resto de economías emergentes (5,7%)

Cerca del 80% de este crecimiento se explica por el aumento de la fuerza laboral derivada a su vez del incremento demográfico, mientras que apenas el 20% proviene del crecimiento en productividad, según un informe del Banco Mundial y McKinsey. Estos datos sitúan a Latinoamérica a la cola mundial en productividad. En 2050, se estima que el número de nacimientos por cada mujer habrá descendido desde 2,1 hasta 1,8, la pirámide de población se aplanará y las posibilidades de que la fuerza laboral sea el motor de crecimiento de la economía se irán desvaneciendo.

El entorno actual de desaceleración de la exportación de materias primas unido a la amenaza de mayor proteccionismo en el comercio global representan para la región importantes retos

En el plano sectorial, la exportación de materias primas ha liderado el crecimiento de las últimas décadas, en un contexto de fuerte demanda de las economías asiáticas emergentes, con China a la cabeza. El entorno actual de desaceleración de estas últimas, unido a la amenaza de mayor proteccionismo en el comercio global, representan para la región importantes retos también en este ámbito.

Si nos fijamos en el gasto de los países latinoamericanos en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), la región apenas alcanza el 0,75% del PIB, frente al 2,30% global. Estos y otros factores llaman a la reflexión sobre el futuro de la región en términos de crecimiento y desarrollo. Las reformas a implementar son de índole estructural, con un horizonte de largo plazo y, afortunadamente, con un amplio margen de mejora.

El aumento de inversión en innovación tecnológica y de procesos, la reducción de obstáculos a la competitividad fomentando un tejido empresarial menos concentrado en unas pocas grandes empresas, la promoción de un sistema educativo más conectado con las necesidades del mercado laboral o el impulso a la diversificación sectorial serán algunas de las acciones necesarias para transformar unas economías con elevado potencial, pero en muchos casos estancadas.

El gasto medio de Latinoamérica en I+D+i apenas alcanza el 0,75% del PIB

Brasil, cuyo gobierno cuenta en su programa con varias de estas medidas, primero tiene por delante la aprobación e implementación de su reforma de pensiones, a la que seguirá una fiscal. Pensamos que estas saldrán adelante, y nuestra visión es positiva para el gigante de la región. Argentina, con elecciones en octubre, posee los recursos necesarios, pero su estructura política y sindical frena los avances estructurales. Las economías andinas, muy diversas, y con Chile, Colombia y Perú a la cabeza, han logrado incrementar la productividad y hacer sus economías más competitivas, con lo que afrontan el futuro con mayor optimismo. Por último, México está enfrentando tensiones comerciales con Estados Unidos, su principal cliente. Es posible que, pese a un primer acuerdo, presenciemos algún otro capítulo de esta disputa hasta que tengan lugar las elecciones norteamericanas, a final de 2020. El aporte exterior, tanto a través de la exportación como del turismo, son esenciales para el presente y futuro del país azteca, con lo que apelar a la autosuficiencia doméstica no parece el mejor camino para enfocar los retos venideros.

En conclusión, Latinoamérica tiene por delante retos importantes que afectan a su actual modelo productivo. Los países que trabajen en la línea de mayor apertura, diversificación e innovación para elevar la productividad partirán con ventaja sobre el resto.

Juan Gestoso
Analista de inversiones

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