
Nuestras predicciones de base se hicieron realidad: la Cámara de Representantes ha pasado al control demócrata, mientras que los republicanos conservan su mayoría en el Senado. Esta situación era la que se esperaba de forma mayoritaria y ha devuelto la confianza en las encuestas preelectorales. El mercado bursátil de los Estados Unidos repuntó la mañana después de las elecciones, ya que los inversores se sintieron aliviados por el hecho de que los demócratas ganaran en la Cámara de Representantes pero no en el Senado.
Tras unos resultados electorales básicamente ajustados a las previsiones, creemos que los inversores volverán a centrar su atención en la guerra comercial con China, la insistencia de la Fed por elevar los tipos de interés y las posibles consecuencias de la investigación de Robert Mueller. Y hablando de China, creemos que el presidente Trump podría suavizar un poco su postura para que puedan hacerse algunos progresos en las negociaciones durante su reunión con el presidente Xi en la cumbre del G-20 de finales de este mes. Sin embargo, no podemos ignorar el riesgo de que Trump deba tomar alguna medida audaz contra China (o incluso Irán) si la investigación de Mueller empieza a crear titulares negativos y Trump necesita desviar la atención de los medios de comunicación.
Así pues, ¿qué podemos esperar de una cámara controlada por los demócratas?
Es probable que los demócratas promuevan investigaciones del Congreso, incluida la de la potencial interferencia de Rusia en las elecciones de 2016. Cabe recordar que el abogado especial Robert Mueller ha estado investigando desde mayo de 2017 la posible connivencia entre Rusia y la campaña de Trump. Hasta la fecha, la investigación de Mueller ha resultado en varias condenas, incluida la del ex director de campaña de Trump, pero aún no hay nada que acuse directamente al presidente.
Ahora que ya se han celebrado las elecciones de mitad de mandato, el fiscal general Jeff Sessions ha renunciado a su cargo a petición de Trump (¡Estás despedido!). Trump ha sido muy crítico con Sessions, quien se inhibió de la investigación rusa y, por lo tanto, no ha controlado la situación (según la opinión de Trump). Trump se apresurará ahora a nombrar un nuevo fiscal general, que estará más dispuesto a poner fin a la investigación. Podríamos ver una volatilidad algo mayor del mercado si Mueller acusa a Trump o a otros altos funcionarios de algún delito antes de su despido. Además, si el nuevo fiscal general cesa a Mueller, es de esperar que la Cámara, controlada por los demócratas, comience su propia investigación y cite a testigos clave para que declaren. En suma, es probable que esto genere mucho ruido y contribuya a lo que probablemente sea un ambiente muy cáustico en el Congreso.
Otro motivo de preocupación para el presidente Trump es que la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes tiene autoridad para solicitar al IRS (Servicio de Impuestos Internos) las declaraciones de impuestos de cualquier persona. Durante estos dos últimos años Trump ha estado evitando entregar sus declaraciones de impuestos, lo que solo lleva a una especulación desenfrenada sobre qué podría tratar de ocultar. Suponiendo que los demócratas presionen en esta cuestión (¿y por qué no deberían hacerlo?), se creará otra profunda división entre los dos bandos.
Legislativamente, esperamos que los demócratas aprueben una gran cantidad de proyectos de ley centrados en la inmigración, el aumento del salario mínimo, una derogación de la rebaja del impuesto de sociedades, la regulación bancaria y el refuerzo del Obamacare. Los senadores republicanos, naturalmente, bloquearán la mayoría de estos proyectos de ley, pero los demócratas pueden optar por vincular uno o más de estos temas a una ley más importante. Por ejemplo, pueden tomar como rehén al presupuesto anual del gobierno o, peor aún, el límite de endeudamiento. En 2013, los republicanos impidieron que los demócratas y el presidente Obama aumentaran el techo de deuda. En ese momento, la agencia de calificación crediticia Fitch advirtió de que los continuos retrasos en la aprobación del aumento del tope de endeudamiento podrían costarle a los EE. UU. su calificación AAA. En octubre de ese año, al Tesoro de los EE. UU. solo le quedan 30.000 millones de dólares y estuvo muy cerca de no cumplir con algunas de las obligaciones del gobierno. Su salvación llegó de la mano de unas negociaciones de última hora entre los dos partidos políticos. Se espera que en marzo de 2019 sea necesario otro aumento en el techo de deuda. Creemos que esta será una dura lucha entre las dos partes y que provoque perturbaciones tanto en los mercados de renta variable como en los de renta fija.
¿En qué pueden ponerse de acuerdo las dos partes?
Una vez celebradas las elecciones, los medios de comunicación han dedicado mucho tiempo a hablar sobre la manera en que los demócratas podrían trabajar junto con los republicanos para aprobar un proyecto de ley de infraestructuras. Gracias a estas especulaciones, las acciones de las compañías que se beneficiarían de dicho proyecto de ley, como Caterpillar (CAT), United Rentals (URI) y Trimble (TRMB), cotizan al alza. Aunque creemos que a los demócratas les gustaría aprobar un proyecto de ley de infraestructuras, también debemos decir que es poco probable que permitan que se financie con más deuda y muy posiblemente pedirán que el gasto se compense con un aumento del impuesto de sociedades. Es evidente que esto sería un anatema para los mercados de valores, así como algo inadmisible para el Partido Republicano.
Un segundo aspecto sobre el que se dice ampliamente que ambas partes pueden ponerse de acuerdo es el de la legislación para reducir el coste de los medicamentos recetados. Es más probable que las dos partes se pongan de acuerdo en este punto que en el del gasto en infraestructuras, ya que no implica ninguna financiación. Las compañías de seguros de salud, como UnitedHealth (UNH), Cigna (CI) y Humana (HUM), subieron con fuerza el miércoles, ya que los medicamentos representan una parte muy importante de sus gastos. Curiosamente, las grandes compañías farmacéuticas y distribuidoras de medicamentos no bajaron al conocerse esta noticia. Es posible que se hayan visto arrastradas hacia arriba junto con el resto del mercado, pero podrían estar en peligro cuando finalmente el Congreso se fije en ellas.