14 de Diciembre 2017
Flash macro y de mercados: elecciones en Alabama y reforma fiscal

El martes por la noche la gente del estado de Alabama se dirigió a los colegios electorales para votar en las elecciones especiales para un escaño en el Senado. Este escaño quedó vacante cuando Jeff Sessions dimitió para asumir el cargo de fiscal general del Presidente Trump. Durante los últimos 11 meses aproximadamente, ese escaño del Senado ha sido ocupado temporalmente por Luther Strange, que fue designado por el Gobernador de Alabama para un mandato temporal de 1 año.

Alabama es un estado con un voto muy leal al Partido Republicano. Este estado no ha tenido un senador demócrata desde 1994, no ha votado a favor de un presidente demócrata desde 1976, y Donald Trump ganó en ese estado por un asombroso 28%. Verdaderamente, parecía ser cierto eso de que cualquier candidato que los republicanos pusieran ganaría las elecciones. Y eso se confirmó en las primeras encuestas, en las que el candidato republicano, Roy Moore, llevaba una cómoda ventaja sobre el candidato demócrata, Doug Jones.

La ventaja del Sr. Moore, no obstante, no fue duradera. En medio de la campaña, se informó de que el Sr. Moore presuntamente habría presionado a algunas mujeres menores de edad para que tuvieran relaciones con él. El Sr. Moore negó las acusaciones, pero el daño a su campaña fue inmenso. Gran parte de los líderes republicanos (con la excepción del Presidente Trump) retiraron su apoyo al Sr. Moore e intentaron distanciarse lo máximo posible del candidato ahora tóxico. El líder de la Mayoría en el Senado, Mitch McConnell, incluso llegó a pedirle al Sr. Moore que se echara a un lado y dejara que otra persona ocupara su lugar. Mr. Moore se quedó en la carrera, pues contaba con que el sesgo republicano de su estado natal le llevaría a buen puerto, y casi lo hizo… casi.

El demócrata Doug Jones ganó las elecciones por unos 20.000 votos (~1%). Su elección estrecha la ventaja de los republicanos en el Senado desde 52-48 hasta 51-49. Esto es muy significativo porque los republicanos han tenido dificultades para aprobar cualquier ley relevante con una mayoría de 2 votos y no van a volverse más efectivos por arte de magia con una mayoría de 1 voto.

Los republicanos, muy a su pesar, son conscientes de que no han conseguido nada en estos 11 meses en los que su partido ha tenido el control del gobierno, y es probable que esto se convierta en un problema durante las elecciones de mitad de mandato en 2018. Recientemente habían centrado todos sus esfuerzos en aprobar la reforma fiscal para poder utilizarlo como una victoria de la que presumir durante las elecciones de mitad de mandato.

Su capacidad para aprobar la reforma fiscal o cualquier otra ley significativa se ha visto reducida, pero no todavía. El resultado de las elecciones en Alabama no se certificará hasta el 27 de diciembre, y Doug Jones no puede jurar el cargo hasta que dicha certificación tenga lugar. Esto les da a los republicanos un margen estrecho para aprobar la reforma fiscal antes de entonces, o enfrentarse a un voto mucho más complicado posteriormente.

Un senador republicano ya había votado en contra de la reforma fiscal, y otra senadora republicana había retirado su apoyo a la reforma, dejando a los republicanos con un margen de error de cero. Una vez Doug Jones asuma el cargo en el Senado, la reforma fiscal no se podrá aprobar a menos que uno de los dos senadores antes mencionados cambie de opinión.

El suelo está en llamas bajo los pies de los republicanos, pues saben cómo de frágil es su oportunidad de aprobar la reforma fiscal si se retrasan. Ya han decidido extender las sesiones del Congreso más allá de su cierre oficial del 15 de diciembre.

Después de la debacle de las elecciones en Alabama los republicanos se movieron con rapidez, y el miércoles llegaron a un acuerdo que reconcilia los puntos más importantes en los que se diferenciaban las versiones del Congreso y del Senado de la reforma fiscal. Los medios informan de que los líderes republicanos han acordado dejar el impuesto de sociedades al 21% (bajándolo desde el 35%), reducir la tasa máxima impositiva al 37% y derogar el Obamacare.

Se espera que tanto la Cámara como el Senado voten el recién acordado proyecto de ley en un par de días, y una vez aprobado podría estar encima de la mesa del presidente Trump el próximo miércoles. Incluso si se retrasan un par de días, el Congreso puede permanecer abierto unos días más y hacer un milagro de Navidad, parecido a cuando se aprobó el Obamacare un 24 de diciembre.

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Charles Castillo
Senior Portfolio Manager de Creand Wealth Management (Miami, EE. UU.)

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