
La Cámara Baja estadounidense votó ayer en favor de la reforma fiscal, aunque por razones técnicas tendrá que repetirse la votación hoy (no anticipamos problemas).
El Senado aprobaría la ley –tienen los votos– el miércoles por la tarde o el jueves; el jueves o viernes se convertiría en ley y se prevé una conferencia de prensa del presidente Donald Trump.
Los principales puntos para el mercado:
1) El impuesto corporativo se establece en el 21% a partir del año 2018.
2) El gasto neto por intereses que exceda el 30% del EBITDA no será deducible durante los próximos cuatro años (2018 a 2021). A partir de entonces, el interés neto por encima del 30% del EBIT no será deducible. Se excluyen los servicios públicos regulados y negocios de bienes raíces (REIT) de las restricciones a la deducción de intereses. Según analistas solo el 4,5% de los emisores no financieros excede el 30%. De los servicios públicos y REIT el 18% exceden el 30%.
3) Las tasas de impuestos sobre las ganancias extranjeras repatriadas serán de 15,5% para activos líquidos y 8,0% para activos ilíquidos (dinero invertido en otros negocios, por ejemplo). Finalmente, la ley no restringe la deducción de los gastos de intereses incurridos por subsidiarias extranjeras de corporaciones globales.
4) Permite descontar el gasto total e inmediato de las inversiones de capital (CAPEX) durante cinco años.
5) Elimina los remanentes netos de pérdidas operativas y los límites de arrastre de pérdidas anteriores hasta el 80 por ciento de los ingresos imponibles.