
Mucho estará en juego el 6 de noviembre, cuando tendrán lugar las elecciones de medio término en Estados Unidos. El resultado, que algunos interpretarán como una especie de referéndum sobre la presidencia de Donald Trump y los republicanos, servirá para moldear el futuro panorama político del país.
Cada dos años, Estados Unidos vota:
- Todos los escaños de la Cámara de Representantes (435) están abiertos a elección. En la actualidad, los republicanos controlan la Cámara con un margen de 238 a 193 (con cuatro vacantes).
- De los 100 escaños en el Senado, 35 estarán en disputa. Los republicanos ahora controlan el Senado 51 a 49.
- Se elegirán gobernadores en 36 estados. En la actualidad, 26 gobernadores son republicanos, 9 son demócratas y 1 es independiente.
- Miles de senadores y representantes a escala estatal serán elegidos o dejarán sus puestos. De interés: los líderes estatales que se elijan este otoño influirán también en la redefinición de los distritos electorales para la Cámara de Representantes y las legislaturas estatales para el censo del 2020. Esto puede cambiar el mapa electoral.
Independientemente del resultado de la elección, se espera que el límite de la deuda siga siendo un tema polémico y difícil para 2019. Básicamente los demócratas pretenden subir el gasto del Estado y aumentar el salario mínimo; en cambio, los nuevos republicanos quieren un recorte de gastos del Estado y una bajada de impuestos.
Posibles escenarios
- Escenario 1: los demócratas ganan la mayoría en la Cámara de Representantes y los republicanos continúan controlando el Senado.
- Escenario 2: los republicanos mantienen la mayoría en ambas cámaras.
- Escenario 3: los demócratas consiguen las dos cámaras.
- Escenario 4: los republicanos pierden la Cámara Baja pero consiguen la supermayoría en el Senado.
Los escenarios 1 y 4 parecen ser los descontados por el mercado. Suponen un congreso dividido, con una mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y una mayoría republicana en el Senado. Un gobierno dividido probablemente produciría un estancamiento en Washington hasta las elecciones presidenciales de 2020. Ya pasó en tiempos de Obama, afortunadamente con menos confrontación. Esto complicaría la acción de la política para elevar el techo de la deuda y aumentar los límites presupuestarios.
En el escenario 2 –un congreso controlado por los republicanos– probablemente se produciría otra ronda de reforma tributaria y recortes de gastos para los programas nacionales. Una ronda adicional de reforma fiscal podría modestamente impulsar el crecimiento, aunque los recortes de gastos probablemente compensarían las ganancias.
Si se da el escenario 3, los demócratas tomarán el control de ambas cámaras del Congreso. En esta situación podríamos ver una relación más complicada y una confrontación entre el Congreso y el presidente Trump, además de augmentar la probabilidad de un cierre del gobierno. Esto podría tener algún efecto de confianza negativa o muy negativa en la economía. El nuevo congreso demócrata intentaría la destitución del presidente.
La agenda económica demócrata, en caso de obtener la mayoría en la Cámara de Representantes, sería la siguiente, aunque es solo enunciativa, ya que Trump podría vetar todas las leyes:
- Gastos de infraestructura: los demócratas del Senado han elaborado un plan de infraestructura de un billón de dólares para reparar y modernizar carreteras, vías férreas y otros sistemas de obras públicas. El costo sería compensado elevando la tasa corporativa (nuevamente) al 25 % y revirtiendo algunos de los recortes de impuestos individuales.
- Sanidad: los demócratas se están postulando para proteger y expandir Medicare, Medicaid y la seguridad social.
- Salario mínimo: como parte de la plataforma, muchos candidatos están proponiendo elevar el salario mínimo. Los demócratas en el Senado presentaron un proyecto de ley el año pasado que elevaría el salario mínimo federal de 7,25 dólares/hora a 15 dólares/hora para 2024 y se indexaría a partir de entonces.