
Ayer se produjeron fuertes caídas bursátiles por el temor al coronavirus (o al Covid-19) en Europa, las mayores en un solo día desde que se conociese la decisión de los británicos de salir de la UE hace tres años y medio. Repasamos a continuación nuestra opinión al respecto.
¿Cómo de grave es el coronavirus?
La mortalidad es entre 2 y 20 veces la del virus común de la gripe. Eso suena a mucho, pero significa que está en un rango de entre el 0,4 y el 4%. No se sabe determinar con certeza por qué falla la base para el cálculo: muchos pueden haberlo sufrido sin darse siquiera cuenta o confundiéndolo con un resfriado común. Lo más probable es que la mortalidad sea inferior al 2%.
Por otro lado, parece contagiarse cuando el portador ni siquiera tiene sintomatología, con lo que frenar su expansión resulta extremadamente difícil. Se originó en China, y los mercados le habían restado importancia, pero ya hay varios países donde se multiplican los casos, algunos tan próximos a nosotros como Italia. Y eso es lo que parece haber asustado finalmente a los inversores.
Sin querer desdramatizarlo, puede ayudar ponerlo en contexto: la gripe común mata cada año a centenares de miles de personas. La mortalidad del nuevo virus es mucho menor a la del SARS y a la de otros virus posteriores a la gripe aviar. Además, tarde o temprano se desarrollará la vacuna pertinente —seguro que la tendremos este mismo año—. En definitiva, el coronavirus, salvo que mute inesperadamente, no parece una amenaza seria para la humanidad.
¿Qué impacto económico puede tener el virus?
Una cosa es el virus en sí, que debería tener relativamente poco impacto, como comentábamos antes. Otra cosa muy distinta son las medidas que se toman para atajarlo, que sí deberían tener mucho impacto a corto plazo.
Resulta obvio que cerrar ciudades enteras ocasionará una disminución de la actividad económica. Cuando sucedía solo en China, el impacto se calculaba ya muy sustancial por el peso que supone esta economía en la global y dado que quedaba paralizado un eslabón importante en la cadena de producción de muchos productos. En el momento en el que la situación se expande a otros países, la cosa se torna aún más grave.
Sitiar ciudades enteras en Europa, prohibir el tráfico de trenes y aviones, o suspender congresos y otros eventos, por no hablar del previsible cambio de actitud de empresarios y consumidores —que como mínimo pospondrán cualquier viaje de placer o negocios hasta tener muy claro que la situación se ha estabilizado—, no le puede salir “gratis” a una economía global cuya velocidad de crucero no era para tirar cohetes.
Mercados y posicionamiento
Antes de que se conociese la existencia del coronavirus, los mercados financieros gozaban de una bonanza en nuestra opinión difícil de justificar. Ni el estado de la economía ni la evolución de los resultados empresariales respaldaban tanto optimismo. El coronavirus muy probablemente lesione a ambos a corto plazo, y creemos que debería aumentar la volatilidad y la profundidad de las correcciones bursátiles vistas hasta el momento. No tanto por la gravedad de la situación, ya que, tenga el impacto que tenga, parece más de corto plazo, y muy probablemente en el segundo semestre a mucho tardar se recuperen los niveles de actividad previos.
Además, es probable que se anuncien estímulos en política monetaria o fiscal como respaldo a los activos financieros. Creemos que las correcciones van a ser mucho más un tema de “gravedad”, pero más bien de la ley de la gravedad, puesto que los mercados volaban a alturas poco sostenibles.
Estaremos muy atentos para trasladarles cualquier cambio que merezca su consideración.