
El mercado bursátil ha registrado en abril su mejor rendimiento desde 1987. Gracias a su máximo de 2.954,86 alcanzado a principios de la semana pasada, el S&P 500 creció un 35% desde su mínimo del 23 de marzo. Por otro lado, el mes de mayo ha tenido un comienzo algo difícil con una caída del 2,8% del S&P 500 el primer día del mes. A mediados de la semana pasada, el S&P 500 había crecido un 3,9% en una semana en la que el comercio se vió impulsado por la reapertura y los avances en la búsqueda del tratamiento para la COVID-19. La reapertura fue impulsada por la noticia de que 18 estados abrirían sus negocios al menos de manera parcial a partir del 1 de mayo. Las noticias positivas sobre un tratamiento contra la COVID-19 proceden de Gilead Sciences (GILD), que ha confirmado que el remdesivir, un tratamiento antiviral, ha cumplido su principal objetivo en un estudio placebo controlado del NIAID. La FDA aprobó el viernes su uso de emergencia. Sin embargo, la actitud de los mercados se vió resentida el viernes cuando el presidente Trump declaró que estaba barajando la aplicación de aranceles punitivos contra China por su gestión del brote de coronavirus. Durante la semana, el Dow Jones Industrial Average y el S&P 500 descendió un 0,2% y el Nasdaq tuvo un peor rendimiento (-0,3%), mientras que el Russell 2000 ascendió un 2,2%.
Esta tendencia del viernes se extendió tanto a Apple (AAPL) como a Amazon (AMZN), que registraron resultados diversos durante la noche del jueves. Apple superó holgadamente sus estimaciones de ingresos y ganancias, mientras que Amazon superó las expectativas de ingresos. Apple, sin embargo, no ofreció orientación para el tercer trimestre de su año fiscal y Amazon declaró que gastaría la totalidad de sus beneficios operativos, que estiman que alcancen los 4.000 millones de dólares en circunstancias normales en el segundo trimestre del año en gastos relacionados con el COVID. Apple terminó con una bajada del 1,6 %, mientras que Amazon cayó un sorprendente 7,6%.
El sector energético (+2,9%) registró el mayor avance semanal en pleno ascenso del 16,1% de los futuros del crudo WTI (19,77 $ por barril), mientras que el sector de los servicios públicos (-4,3%) fue el que más disminuyó. Los bonos del Tesoro de EE. UU. se negociaron de forma mixta, lo que provocó cierta actividad y un pequeño aumento de la curva. El rendimiento a 2 años se mantuvo al 0,20%, mientras que el rendimiento a 10 años ascendió cuatro puntos básicos hasta el 0,64%.
Como viene siendo habitual últimamente, los débiles datos económicos siguen llenando los titulares. Con el reciente repunte del mercado, se hace evidente la desconexión entre la economía y el mercado bursátil. Cabe destacar que el ISM Manufacturing Index en abril descendió hasta su nivel más bajo desde 2009, seguido del PIB del primer trimestre donde se contrajo hasta una tasa anualizada del 4,8% (consenso: -4,3%) y que el gasto se desplomó un 7,5% en marzo. Sin embargo, ha prevalecido la expectativa de que los datos estaban tocando fondo y que solo podían ir a mejor en el futuro. Las solicitudes iniciales por desempleo, por ejemplo, alcanzaron la cifra de 3.839.000 lo que supone una reducción de 603.000 en la semana finalizada el 25 de abril.
Al mismo tiempo, los bancos centrales continúan con su compromiso de apoyar al sistema financiero. La Reserva Federal aprobó por unanimidad mantener el objetivo de la tasa de los fondos federales en un rango del 0,00-0,25%, que las tasas señaladas permanezcan en esos valores durante más tiempo y aumentó el alcance y la elegibilidad de su programa de préstamos de Main Street. El BCE afirmó que realizará compras de activos netos bajo su programa de compras de emergencia debido a la pandemia por un valor de 750.000 millones de euros hasta finales de año por lo menos. El Banco de Japón levantó el límite en la compra de bonos JGB y declaró que aumentará sus compras de bonos corporativos y de papel comercial.