
Decisión salomónica del Banco Central Europeo. Ha subido los tipos de interés un 0,50% para dejar la tasa de depósito en el 3%, pero no se ha comprometido a futuras subidas, que dependerán de los datos económicos y financieros.
Sin embargo, hoy el BCE tenía un auténtico papelón. La crisis de Credit Suisse hizo que en el día de ayer el BCE pidiese información a los principales bancos europeos sobre su exposición al banco suizo. De hecho, para la reunión de hoy, el mercado tenía muchísimas dudas sobre cuál sería la actuación del Consejo de Gobierno del BCE, algo inusual. A pesar de que desde la última reunión todo apuntaba a otra gran subida (50 puntos básicos) de los tipos de interés, durante la tarde de ayer y a primera hora de la mañana de hoy se daba por sentado que subirían tan sólo 25 puntos básicos, algo que fue cambiando durante la mañana.
En la rueda de prensa, Lagarde ha querido tranquilizar al mercado en cuanto a la solidez del sector bancario europeo, comentando que se encuentra en una situación muchísimo mejor que en 2008. Además ha adoptado un tono más positivo en cuanto a su previsión sobre la inflación respecto al que mostró en la reunión de febrero, rebajando sus previsiones de inflación para 2023 y 2024, aunque todavía se sitúan por encima de su objetivo del 2%. Al mismo tiempo, las presiones inflacionistas subyacentes siguen siendo fuertes puesto que reconocen que la inflación sigue demasiado elevada, aprovechando así para reafirmar que seguirán siendo suficientemente restrictivos para garantizar el retorno de la inflación a su objetivo del 2%.
Finalmente, las proyecciones de referencia para el crecimiento en 2023 se han revisado al alza hasta el 1,0%, gracias al descenso de los precios de la energía, y a la mayor capacidad de resistencia de la economía ante el difícil entorno internacional.
El mercado ha reaccionado bien a la subida esperada, con la rentabilidad de los bonos y la divisa sin mucho movimiento, y bolsas al alza.