22 de Enero 2020
Dinero fácil para apoyar la bolsa

Un 2019 espectacular para los mercados de valores llevó al S&P 500 a máximos históricos, a pesar de numerosas narrativas pesimistas: guerra comercial entre Estados Unidos y China, curva de rendimiento invertida, recesión en beneficios corporativos, impeachment del presidente Donald Trump y aumento del ruido político de los candidatos presidenciales izquierdistas de EE. UU.

Estas mismas preocupaciones bajistas pueden continuar en 2020, sin olvidar que Trump ha comenzado el año provocando a Irán, lo que incrementa las tensiones en Oriente Medio, pero se espera que el mismo factor que impulsó los mercados en 2019 persista en 2020.

Los mercados están inundados de efectivo en busca de inversiones; con unos tipos de interés tan bajos, la renta variable continúa siendo atractiva ante los bonos

Es previsible que la política monetaria continúe acomodaticia, con la Reserva Federal a la espera con su tipo de interés de referencia mientras expande agresivamente su balance. Conjuntamente, el Banco de Japón, el BCE y la Fed aumentan sus balances en un total de ¡100.000 millones al mes! Es sabido que los mercados están inundados de efectivo en busca de inversiones; con unos tipos de interés tan bajos, la renta variable continúa siendo atractiva ante los bonos.

El consenso entre los economistas es que Estados Unidos se desacelerará en 2020. De eso no hay duda, pero las perspectivas no son tan sombrías. Cabe recordar que el estímulo monetario actúa con varios meses de retraso, lo cual es un buen presagio para 2020. El consumo estadounidense, el corazón real de la economía, sigue fuerte, con un desempleo de solo el 3,5% y el impulso positivo del precio de los salarios por hora en la segunda mitad de 2019. Además, la inflación moderada es la excusa perfecta para que la Fed siga apoyando la expansión económica.

Tres bancos centrales (Fed, BCE, BoJ) aumentan sus balances un total de ¡100.000 millones al mes!

Eso no significa que 2020 vaya a ser fácil, con baja volatilidad para los mercados. La confianza corporativa podría recuperarse, ya que Estados Unidos y China han cerrado un acuerdo comercial de fase uno, pero las negociaciones sobre los temas más problemáticos se han pospuesto hasta el inicio de las conversaciones sobre un acuerdo de fase dos. Sería ingenuo esperar que puedan llegar fácilmente a un entendimiento sobre cuestiones como el robo de propiedad intelectual y las reformas estructurales en China.

Además, las elecciones estadounidenses de 2020 prometen provocar indigestión entre los inversores. Una Casa Blanca y un Congreso bajo la bandera de los demócratas no solo revocarían los recortes de impuestos de Trump, sino que probablemente aplicarían otros de nuevos (impuesto al patrimonio). En ese escenario de pesadilla, podría darse un retroceso del mercado del 20% o hasta el 30%. 

La inflación moderada en Estados Unidos es la excusa perfecta para que la Fed siga apoyando la expansión económica

Por suerte, vemos ese resultado muy improbable, pero los inversores observarán nerviosamente los datos de las encuestas. Otro escenario un poco menos negativo sería el de un candidato demócrata de extrema izquierda en la Casa Blanca pero con los republicanos fuertes en el Senado. Los recortes de impuestos no correrían peligro, pero es probable que el presidente perturbara los sectores de energía y salud, sobrerregulara los bancos e intentara segregar algunas de las compañías tecnológicas de gran capitalización (Facebook, Alphabet, Apple). No obstante, la previsión es que gane de nuevo Trump o un demócrata moderado.

El camino puede estar lleno de baches, pero vemos una Fed con una actitud de ayuda al mercado de renta variable estadounidense para que crezca moderadamente en 2020.

Charles Castillo
Senior Portfolio Manager de Creand Wealth Management (Miami, EE. UU.)

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