
En el último trimestre de 2018, el petróleo ha caído cerca de un 35% por temor a un superávit de oferta en el mercado del crudo. Por la rapidez de la caída, parecería que la situación es similar a la de finales de 2014. Sin embargo, a diferencia de entonces, la OPEP ha tomado medidas rápidamente para frenar el declive. La experiencia del cártel en el colapso sufrido entre 2014 y 2016 fue demasiado dolorosa como para regresar a una fase de precios a la baja.
Además, hoy en día el contexto es muy diferente. En 2014, la OPEP había impulsado la caída del precio para obstaculizar la producción más costosa de Estados Unidos y otros productores. Sin embargo, esta vez parece que la debilidad de los precios se debe principalmente a la expansión de la producción en Estados Unidos, que se encuentra en máximos históricos. La experiencia de 2014 demostró que la OPEP no pudo frenar el crecimiento de la producción en Estados Unidos. Aprendiendo de ella, es poco probable que el cártel busque mantener elevados los niveles de producción para conservar su cuota de mercado.
Aunque en los últimos meses hayamos visto una expansión temporal de la producción de crudo por parte de Arabia Saudita y Rusia (para compensar la supuesta menor producción de Irán), ambos se han comprometido a rebajar la producción y es difícil que se mantengan estables los volúmenes actuales sin nuevas inversiones. Es más, ambos países buscarán sostener los precios más altos para mantener los ingresos fiscales, lo que reduce el riesgo a la baja.