6 de Julio 2018
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Mil trescientos setenta y nueve. Este es el número de tuits enviados por Trump este año, más popular ya que Shakira (el 18ª del ranking). No debería ser más que una anécdota, pero como el presidente americano ha decidido iniciar una guerra comercial con medio planeta, los mercados financieros han ido bailando al ritmo de sus mensajes en la red social. Seguimos pensando que hay que contextualizar las provocaciones de Trump en clave a las próximas elecciones, en noviembre, por un lado, y a un estilo de negociación muy particular, por el otro.

Trump rompe esquemas en cuanto a las formas de negociar de antaño pero busca siempre su propio beneficio, esta vez en forma de votos en noviembre. No creemos que permita que los mercados se pongan más nerviosos de la cuenta

En cuanto a lo primero, cabe no olvidar que buena parte del electorado que le llevó a la presidencia es víctima indirecta de la globalización. Les gusta creer que a golpe de arancel se puede revertir la deslocalización de la industria. Pero a esos mismos votantes no les apetece ver cómo suben los precios de muchos bienes importados que consumen habitualmente. Es muy difícil añadir aranceles sin que esto último pase, superados los que están ahora en discusión, de carácter testimonial. Trump rompe esquemas en cuanto a las formas de negociar de antaño –primero amenaza y luego busca obtener alguna concesión que vender como éxito personal–. Pero busca siempre su propio beneficio, esta vez en forma de votos en noviembre. No creemos que permita que los mercados se pongan más nerviosos de la cuenta, ni que sus batallas comerciales terminen impactando de forma relevante en el buen momento económico ni en el bolsillo del consumidor. Tampoco creemos que sea tan iluso como para creer que puede acabar saliendo ganador de guerras comerciales. Solo con la devaluación del yuan, que él mismo ha provocado, y que empeora claramente la balanza comercial entre China y EE.UU., sus aranceles son papel mojado. 

Los italianos no quieren salir del euro, y tanto la Liga Norte como el M5S jamás hicieron campaña. Podremos ver provocaciones a Bruselas en forma de presupuestos más holgados de lo debido, pero la deuda italiana, por abultada que sea, tiene vencimientos largos y tipos bajos medios

Trump es solo una de las consecuencias de la desaparición de la clase media de los países desarrollados, que sigue mutando en un populismo cada vez más feroz. Los italianos también se han dejado seducir por los cantos de sirena de quienes prometen soluciones imposibles, y son ahora gobernados por una improbable coalición entre la extrema derecha e izquierda. Pero no se dejen engañar por los titulares. Los italianos no quieren en ningún caso salir del euro, y tanto la Liga Norte como el M5S lo saben bien, y jamás hicieron campaña bajo esa promesa. Podremos ver provocaciones a Bruselas en forma de presupuestos más holgados de lo debido, pero la deuda italiana, por abultada que sea, tiene vencimientos largos y tipos bajos medios, por lo que su servicio es asumible durante más tiempo del que es probable que aguante el gobierno actual (en Italia no suelen sobrevivir más de un año de media), por lo que no esperen ninguna implosión. Que la deuda italiana a dos años llegase a pagar un 2,5% pocas semanas después de cotizar en negativo es una extraña oportunidad que se debe aprovechar para añadir a las carteras, cosa que hicimos, con la debida moderación. 

Mientras la macro global siga siendo sólida (en EE. UU., excepcionalmente sólida, sin que hayamos visto aún los efectos de la rebaja impositiva), los beneficios empresariales mantengan la fortaleza actual y a los bancos centrales no se les vaya la mano retirando estímulos (no lo parece en absoluto), los tuits de Trump no deberían confundir a los inversores. Úsenlos para añadir posiciones a sus carteras.

David Macià, CFA®
Director de Inversiones y Estrategia de Mercados de Crèdit Andorrà Asset Management

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